Pierce Brosnan: El Bond Que Merecía Más
En el vasto universo cinematográfico de James Bond, pocos actores han despertado tanto consenso estético y decepción narrativa como Pierce Brosnan. Durante su reinado como el Agente 007, solo GoldenEye (1995) logró estar a la altura del mito. El resto, películas con presupuestos millonarios y trajes a medida, quedaron por debajo de lo que el actor irlandés tenía para ofrecer.
Un inicio prometedor que nunca se consolidó
GoldenEye, dirigida por Martin Campbell, fue más que una película de acción. Fue el reinicio necesario tras los años de silencio post-Timothy Dalton. Con un Bond más elegante que nunca, Brosnan nos dio una mezcla perfecta entre el carisma de Connery y la intensidad emocional de Dalton. Pero lo que prometía ser una nueva edad de oro para la franquicia, terminó diluyéndose entre guiones flojos, efectos especiales excesivos y decisiones creativas que parecían más orientadas a vender videojuegos que a construir legado.
El precio de estar bien vestido
Brosnan lucía como ningún otro Bond. Sus trajes Zegna a medida y ese porte aristocrático lo convertían en un ícono visual de la saga. Sin embargo, debajo del esmoquin había un actor que, película tras película, no encontraba espacio para explorar la oscuridad o vulnerabilidad de su personaje. La oportunidad de un Bond roto, alcohólico, emocionalmente devastado —algo que Daniel Craig sí desarrollaría más tarde— nunca le fue concedida.
Despedida sin gloria
Tras Die Another Day (2002), lo mínimo que merecía Brosnan era una despedida digna. En cambio, recibió una llamada telefónica en la que se le notificó que no regresaría. Un actor que había sido el rostro de Bond durante casi una década, despedido con la frialdad de una reunión de oficina.
Lo más trágico es pensar en lo que pudo haber sido. ¿Y si Martin Campbell hubiera dirigido una segunda película con Brosnan? ¿Y si le hubieran dado el guión adecuado? ¿Y si se hubiera explorado ese Bond más humano, más sucio, más herido, que él estaba claramente preparado para interpretar?
El actor que sí tenía las tablas
Fuera de 007, Brosnan ha demostrado su enorme rango actoral en películas como El Sastre de Panamá, Matador o El Cuarto Protocolo. En todas ellas, vemos al actor que pudo haber revolucionado a Bond, al hombre que no necesitaba gadgets ni coches invisibles para sostener una trama.
¿Una segunda oportunidad?
Con Amazon ahora en control del futuro de la saga, los rumores vuelan. Se habla de un último baile, un "Logan" a la Bond, donde Brosnan pueda cerrar su ciclo con la dignidad y oscuridad que se le negó. ¿Demasiado tarde? Tal vez. ¿Necesario? Definitivamente.
Quizá nunca tengamos esa película. Pero para muchos, Pierce Brosnan sigue siendo el mejor Bond de una era que no lo mereció. Porque no basta con vestir el traje perfecto. También hay que escribir el guión que lo acompañe.
Y Brosnan nunca tuvo el guión.
Texto escrito con admiración y frustración por un amante del cine y de la sastrería que sí entiende de legado.
0 Comentarios