Chanel fue una de sus asiduas abriendo incluso una de sus aclamadas boutiques desde la cual saciaba el ansia de moda de la mujer moderna.
Fue precisamente Chanel una de las artífices del casualwear y el sportwear; prendas relajadas, informales, novedosas para la época, y perfectas para los momentos de ocio de la high society. Desde entonces, Deauville pareció haber quedado marcado, por el ocio y el placer, por el deporte y por la estética exquisita de las hordas de pudientes veraneantes que por allí se dejaban caer.
Pero Deauville también es la denominada “ciudad del caballo en Francia”, y también fue a principios del XX, en 1907, cuando nació el “Club de Polo de Deauville”, capturando la esencia del deporte rey —el polo—, y la localidad que mejor representa su filosofía.
Cien años después, Philippe de Nicolay, el actual presidente del Club de Polo de Deauville, se ha lanzado a la aventura creando una completa línea de ropa para el deporte y para la ciudad. Esta colección, ideada por Angelique Mas, quien se encargara de la dirección creativa de la irreverente Ed Hardy, supone la alianza entre tradición y modernidad, refleja una síntesis de los 100 años de historia de Polo de Deauville pero con las miras puestas en el futuro.
Este otoño Madrid celebra que la firma francesa se instala en la ciudad para así poder tener bien cerca todas sus colecciones para hombre y mujer. Un espacio de clasicismo refinado con claras referencias al caballo y al deporte del polo, que conjuga la sobriedad de los tonos neutros, la calidad de los materiales nobles como el acero y la madera, con la jovialidad de los colores de las prendas que alberga, entre las que el “polo”, como no podía ser de otra forma, se convierte en la pieza estrella.
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